martes, 8 de septiembre de 2009

El Origen de las Especies de Darwin

Hace pocos días terminé de leerme "El Origen de las Especies" de Charles Darwin, la obra en la que, como casi todo el mundo sabe, presenta su teoría de la evolución de las especies a través de la selección natural.

Antes de nada he de decir que me ha gustado mucho, y que tamaña obra merece un análisis mucho más amplio que el que voy a realizar ahora.

Busqué esta obra con cierta curiosidad debida a que, desde muchos ámbitos distintos del conocimiento, se calificara la obra como "maestra", "modelo de investigación", "obra cumbre de toda una vida" y epítetos similares, que se referían, no tanto a la teoría expuesta en sí misma (que también los merece), como a la obra donde se expone.

Por ejemplo, el pequeño artículo donde Einstein presentó la Teoría de la Relatividad Especial contiene una teoría de similar importancia (en cuanto a su impacto en la ciencia del momento) en el campo de la Física y sin embargo nadie elogia el propio artículo como una gran obra, si no que elogia la teoría como una gran teoría.

En cualquier caso, después de terminar de leer el libro, no puedo evitar estar de acuerdo con todas aquellas opiniones que ensalzan la obra, no solo por el contenido, si no por el continente.

No me refiero al estilo literario de Darwin (de hecho, teniendo en cuenta que he leído una traducción al castellano actual de un texto inglés de finales del siglo XIX, quizá no haya llegado a conocer el estilo de Darwin), si no a la manera en que desarrolla su teoría.

No solo explica claramente el modelo teórico de la evolución basada en la herencia de caracteres y la selección natural, si no que intenta exponer y explorar de manera muy profunda cada una de las implicaciones que puede tener su teoría en los muy distintos ámbitos del conocimiento y de la fauna y flora del planeta.

Para que os hagáis una idea, en sus más de 600 páginas, se habla desde por qué no hay ranas en ciertas islas del Pacífico, hasta por qué ciértos especies de flores pueden cruzarse entre sí, pasando por la explicación de la generación de las alas de murciélago, los pulmones de los mamíferos, la incompletitud de los registros fósiles, etc.

Otra cosa que me sorprende muchísimo, es la gran cantidad de experimentos realizados que se mencionan. Pese a que la obra está plagada de referencias a otros investigadores con nombre y apellidos (tanto a favor como en contra de la teoría) hay numerosas referencias a experimentos que el propio Darwin realizó con el fin de probar su propia teoría y encontrar explicación a las numerosas objeciones que despertó en la sociedad científica.

Estos experimentos, como el resto de la obra, abarcan numerosos ámbitos del conocimiento. Por ejemplo, para encontrar explicación a la presencia de especies de plantas en islas muy alejadas de tierra firme realizó estudios sobre la capacidad de flotación y fecundidad de las semillas de diferentes especies y sobre la cantidad de seres vivos transportables en trozos de barro pegados a las patas de las aves marinas. Para estudiar el origen evolutivo de la estructura social de las hormigas observó durante meses el comportamiento de diferentes especies de hormigas en sus propios hormigueros.

La lista de minuciosos estudios realizados con el fin de explicar cada mínimo aspecto de la teoría es interminable.

Por último, otra cosa que me parece muy destacable es que, pese a todos los esfuerzos por demostrar y explicar su modelo, no duda en admitir que hay ciertas objeciones para las que no tiene explicación, aunque confía en que la ciencia la encuentre en un futuro. Hay que tener en cuenta que por aquel entonces no se había desarrollado todavía ni la teoría genética de Mendel ni la teoría de Tectónica de Placas, por lo que con los conocimientos de la época era complicado explicar, por ejemplo, el origen de la variación de caracteres entre padres e hijos o la distribución de especies parecidas en continentes separados por miles de kilómetros de océanos.

En resumen, efectivamente, da la impresión de que Darwin fue capaz de reunir el conocimiento de numerosos naturalistas de la época, y unificarlo en una teoría sobre el origen de las especies, desarrollando por el camino todo lo que hacía falta para rellenar los huecos que había en su modelo evolutivo, y el resultado fue la obra "El origen de la Especies".

Llevando esta reflexión más allá, me pregunto (sin malicia) si actualmente existe, no ya un científico, si no un equipo de investigación que sea capaz de abordar un esfuerzo tan amplio y multidisciplinar como este, y si, con el modelo actual de investigación ciéntifica, se podría alcanzar en resultado tan espectacular.

Es decir, simplificando mucho, ¿el gran éxito de Darwin está en el hombre o en el método?

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