miércoles, 29 de diciembre de 2010

Miedo

Cuando era pequeño tenía miedo a las piscinas, me pasaba las horas agarrado al borde hasta que me sangraban las yemas de los dedos mientras mis hermanos jugaban, se tiraban, salpicaban... Pensaba que era miedo al agua, a ahogarme en el fondo y no volver a salir.

Pasado un tiempo aprendí a nadar, y olvidé todo aquello... Las piscinas pasaron a ser un lugar divertido y el agua dejó de ser un elemento amenazante.

Hasta que conocí el mar.

El mar me fascina y me sobrecoge, podría pasarme horas mirándolo, escuchándolo, oliendo su brisa... Pero pasado un tiempo descubrí que le tenía miedo. No a la playa, ni a la arena, ni siquiera a bañarme, incluso donde no veo el fondo. Pensaba que era a su inmensidad, a su fuerza, a mirarlo por la noche cuando se convierte en un negro abismo, a escuchar el rugir de las olas contra las rocas.

Tiempo después, decidieron que tenía que aprender a navegar... Cada día que iba al curso caminaba temblando de miedo, mirando las banderas para saber hacia donde soplaba el viento, suspirando aliviado si soplaba hacia la orilla y encogiéndoseme el estómago si soplaba hacia afuera, pensando que el mar me tragaría y nunca volvería a tocar tierra.

El mar nunca me tragó, aunque no faltaron las veces en que tuvieron que ir a buscarme, incapaz como era de volver a la orilla. Ahora disfruto cada momento que paso sobre las olas, sintiendo la fuerza del viento tirando de la vela, aunque nunca he perdido el respeto que el mar se merece, y aquel miedo fue olvidado...

Hasta que me encontré en lo alto de una montaña.

Pensé en qué podrían tener en común aquellas relaciones de amor y temor con cosas tan hermosas y tan sobrecogedoras, y llegué a la conclusión de que tenía miedo a la soledad. A la soledad del mar, enorme e infinito, o a la soledad de una montaña nevada, silenciosa e imperturbable.

Me equivocaba.

Muchos años después, también he aprendido qué es la soledad. Como el miedo mismo, es algo que te acompaña toda la vida, a veces deseada, a veces impuesta. La soledad no es más que la compañía de uno mismo...Lo grave quizá no es la soledad, si no el rechazo, la incomprensión, el ridículo, pero también aprendí a no tenerles miedo.

Al final, descubrí que a lo que tenía miedo era a lo desconocido.

Y eso solo se cura viviendo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Wikileaks

No he encontrado mejor manera de expresar la controversia que genera la existencia de Wikileaks que la tira de xkcd

El sentido de la vida...

Hace tiempo leí que en el fondo la vida, o mejor, que los seres vivos, no son más que sistemas en equilibrio homeostático, que se perpetúan a sí mismos a través del tiempo y el espacio mediante reacciones químicas y procesos físicos.

Probablemente sea así, de la misma manera que todas esas reacciones químicas y procesos físicos no son más que expresiones de interacciones a un nivel más bajo, atómico, subatómico o cuántico.

También podemos considerar la vida como un conjunto de interacciones sociales entre los diferentes agentes que actúan en sus diferentes nichos ecológicos, basando estas interacciones en leyes biológicas como la de la evolución o la genética.

El ser humano no deja de ser un individuo biológico, por lo que podríamos considerar su existencia bajo esta misma óptica, o podríamos añadir el conocimiento que tenemos sobre sus capacidades de comunicación, análisis, razonamiento, adaptación al medio y, en definitiva, su capacidad de crear sociedades, para construir un modelo que explicara la vida humana en términos sociales y psicológicos.

Podemos pasar al plano emocional, místico o religioso y explicar la vida de los hombres mediante complejas construcciones metafóricas, que indican un propósito y una escala de valores apropiados para sobrellevar la existencia.

En el fondo, elijamos el nivel que elijamos, teniendo en cuenta las diferencias de sujeto en cada uno de estos niveles, la pregunta final es:

¿Tiene la vida algún sentido?¿Cuál?¿Tiene sentido plantear estas preguntas?

Personalmente, creo que la respuesta a la última pregunta es no, bajo la mayor parte de modelos de la realidad que he enumerado anteriormente. Sin embargo, desde la perspectiva propia del ser humano, desde el punto de vista de la persona que se levanta cada mañana, la última pregunta no puede si no tener una respuesta afirmativa.

Creo que todo ser humano, cada persona, cada uno de nosotros, necesita encontrarle algún sentido a su propia existencia. No estoy hablando en términos de explicación de su existencia, si no en términos más prácticos: Todo ser humano necesita tener un objetivo en la vida, o una escala de valores que le permita decidir sobre sus acciones.

Cómo los elegimos, si somos conscientes de ello, si los mantenemos en el tiempo, o cuán importante pueden ser en términos objetivos (si es que es posible ser objetivo en este punto), es lo que conforma nuestra personalidad, y en el fondo es la esencia de lo que nos define como personas.

¿Y por qué he soltado hoy todo este rollo? Pues porque cuando uno tiene que tomar decisiones importantes o afrontar momentos complicados es cuando debe reflexionar sobre lo que es, lo que quiere ser, y lo que le parece importante en la vida.

Y es precisamente en esos momentos cuando uno puede darse cuenta de lo perdido que está...

Contra la Ley Sinde...

http://www.noalcierredewebs.com/2010/12/no-la-censura-no-la-ley-sinde-no-al.html