Hace tiempo leí que en el fondo la vida, o mejor, que los seres vivos, no son más que sistemas en equilibrio homeostático, que se perpetúan a sí mismos a través del tiempo y el espacio mediante reacciones químicas y procesos físicos.
Probablemente sea así, de la misma manera que todas esas reacciones químicas y procesos físicos no son más que expresiones de interacciones a un nivel más bajo, atómico, subatómico o cuántico.
También podemos considerar la vida como un conjunto de interacciones sociales entre los diferentes agentes que actúan en sus diferentes nichos ecológicos, basando estas interacciones en leyes biológicas como la de la evolución o la genética.
El ser humano no deja de ser un individuo biológico, por lo que podríamos considerar su existencia bajo esta misma óptica, o podríamos añadir el conocimiento que tenemos sobre sus capacidades de comunicación, análisis, razonamiento, adaptación al medio y, en definitiva, su capacidad de crear sociedades, para construir un modelo que explicara la vida humana en términos sociales y psicológicos.
Podemos pasar al plano emocional, místico o religioso y explicar la vida de los hombres mediante complejas construcciones metafóricas, que indican un propósito y una escala de valores apropiados para sobrellevar la existencia.
En el fondo, elijamos el nivel que elijamos, teniendo en cuenta las diferencias de sujeto en cada uno de estos niveles, la pregunta final es:
¿Tiene la vida algún sentido?¿Cuál?¿Tiene sentido plantear estas preguntas?
Personalmente, creo que la respuesta a la última pregunta es no, bajo la mayor parte de modelos de la realidad que he enumerado anteriormente. Sin embargo, desde la perspectiva propia del ser humano, desde el punto de vista de la persona que se levanta cada mañana, la última pregunta no puede si no tener una respuesta afirmativa.
Creo que todo ser humano, cada persona, cada uno de nosotros, necesita encontrarle algún sentido a su propia existencia. No estoy hablando en términos de explicación de su existencia, si no en términos más prácticos: Todo ser humano necesita tener un objetivo en la vida, o una escala de valores que le permita decidir sobre sus acciones.
Cómo los elegimos, si somos conscientes de ello, si los mantenemos en el tiempo, o cuán importante pueden ser en términos objetivos (si es que es posible ser objetivo en este punto), es lo que conforma nuestra personalidad, y en el fondo es la esencia de lo que nos define como personas.
¿Y por qué he soltado hoy todo este rollo? Pues porque cuando uno tiene que tomar decisiones importantes o afrontar momentos complicados es cuando debe reflexionar sobre lo que es, lo que quiere ser, y lo que le parece importante en la vida.
Y es precisamente en esos momentos cuando uno puede darse cuenta de lo perdido que está...
No hay comentarios:
Publicar un comentario