domingo, 30 de enero de 2011

Treinta días viviendo en cuba (I)

No pensaba publicar nada mínimamente profundo durante estos días, primero porque no pensaba contar con una conexión decente a Internet (los azares del destino, sin embargo, me han llevado a un inesperado cambio del hotel) y segundo, porque no esperaba tener nada interesante que contar.

De hecho, me resulta imposible escribir algún comentario interesante sobre este reportaje sobre Cuba que me ha impactado profundamente, teniendo en cuenta que ahora mismo me encuentro con un tequila en la mano, en la orilla opuesta del Mar Caribe, y al otro lado de un muro invisible, pero infranqueable, que me separa de la realidad que se relata en el texto.

En cualquier caso, no puedo dejar de publicar una pequeña entrada con el enlace para compartirlo con quien quiera leerlo y para obligarme a mi mismo a reflexionar sobre ello lo suficiente como para escribir algo más largo y más meditado en próximos días.

Y, ahora, consumida prácticamente la batería de mi portátil, vuelvo al mar...

sábado, 29 de enero de 2011

Luego del despertar....

Luego del despertar
y mientras aún estabas
en las lindes del día
yo escribía palabras
sobre todo tu cuerpo.

Luego vino la noche y las borró.
Tú me reconociste sin embargo.

Entonces dije
con el aliento sólo de mi voz
idénticas palabras
sobre tu mismo cuerpo
y nunca nadie pudo más tocarlas
sin quemarse en el halo de fuego


José Ángel Valente

miércoles, 26 de enero de 2011

El regreso de la Ley Sinde

Sin entrar al detalle de la ley, porque todavía no me la he leído, se me ocurre una situación hipotética:

Supongamos que existe un sufrido internauta, bloguero para más señas, que suele publicar cosas intrascendentes que se le pasan por la cabeza y que no suele tener más que un par de visitas al mes, de algún que otro visitante despistado.

Supongamos que un día decide hablar sobre una noticia que ha leído en un periódico, y para facilitar la opinión a cualquier otro lector, publica el enlace.

Supongamos también que otro día, en un estado de lirismo extremo e incontenible, pega en su blog un poema de Pablo Neruda, citando al autor, claro, porque no se le ocurre mejor manera de expresar su estado de ánimo.

Y, finalmente, supongamos que un día, tentado por la curiosidad, decide explorar las opciones de "Monetizar" de blogger.com ...

¿Es posible que esta nueva versión consensuada de la Ley Sinde le convierta en un criminal?

lunes, 24 de enero de 2011

Amanecer en Madrid

Una vez más, estoy sentado en el AVE, a punto de atravesar media España, como pieza móvil de un mecanismo más bien poco engrasado.

Hace unos años me hubiera gustado verme a mí mismo sentado en un tren, escribiendo mis memorias en un portátil, como esos tíos de las películas... Esta claro que el verdadero progreso consiste en convertir en cotidiano lo que años antes hubiera impresionado a un niño de 8 años.

La verdad es que es cómodo esto del AVE, si lo comparamos con el avión o el coche, claro... Comparado con el teletransporte, cuando se invente, será una cosa de románticos empedernidos, como el viaje a caballo.

Otra vez, de camino a Atocha, he visto despertarse a Madrid. No es la primera vez, y probablemente no será la última, pero no lo hago con la frecuencia suficiente como para resultar monótono o rutinario, como le debe de resultar al panadero que se levanta cada día al alba, o al señor que pone las calles...

Existe un momento mágico, una pequeña franja de tiempo, en el que todavía conviven los crápulas que vuelven, con los trabajadores que se levantan. No es el amanecer, no todavía, no por lo menos durante el frío invierno madrileño, si no, quizá, el momento en que comienza a abrir el metro, a cambiarse los taxis y búhos por los autobuses de la EMT, y a sentirse ese inminente bullicio que pronto se convertirá en un monumental y perenne atasco en la M-30 (Calle 30 hay que llamarla ahora, por cortesía de Gallardón y su hábil maniobra para esquivar los informes de impacto medioambiental).

Quizá por encontrarme hoy en el bando contrario al habitual, he sido capaz de apreciarlo con más claridad, y he visto que Madrid ya no se despierta con vendedores y quiosqueros abriendo sus comercios, con camareros limpiando las barras de sus bares, o con los porteros de edificios contiguos compartiendo un café.

Es posible que eso todavía ocurra en algunos barrios, pero en el recorrido desde mi estudio hasta la estación de Atocha, la Villa y Corte se despierta con tíos trajeados andando deprisa hacia una boca de metro o pidiendo un taxi, con madres (o padres) llenando monovolúmenes de niños para llevarlos al colegio a una hora indecente para poder ir luego a trabajar, con guardias tomando posiciones para amplificar los atascos, y con gente que va en ayunas a hacerse análisis de sangre (a éstos últimos se les reconoce fácilmente por su expresión mezcla de pavor, fastidio, y hambre).

Como decía hace un momento, el progreso consiste en convertir en excepcional lo que antes era cotidiano para un niño de 8 años.

Seguramente hay una cosa que no cambia, y eso son los taxistas. Si, ahora todos llevan GPS, coches híbridos o eléctricos y una radio digital, cuando antes llevaban un callejero de Madrid, coches con gas de agua y una radio con la aguja del dial encajada sin remedio en la COPE, pero lo que no se ha perdido es ese espíritu pionero con el que emprenden cada carrera: He hecho este mismo recorrido no menos de tres veces en los últimos dos meses, y todavía no ha coincidido la ruta elegida por cada uno de ellos y, dicho sea de paso, tampoco con cualquier ruta que haya tomado yo en mi vida para ir desde mi casa a Atocha...

Otra cosa que no cambia es el Retiro, visto desde la verja de la calle Alfonso XIII. En algunos puntos, uno puede imaginárselo como el Bosque Oscuro, dual y mágico, con el Señor del Bosque presidiendo en un claro. En otros, se ven los setos y las avenidas, como un escenario del siglo XVII, con Malatesta y Alatriste batiéndose en una esquina. Lo único que ha cambiado es con lo que se pinchan ahora los duelistas.

Amanece, desde la ventana del tren...

lunes, 10 de enero de 2011

Sonrisa

Según la RAE:

sonrisa.

(Del ant. sonrisar, sonreír, y este de son- y risa).
1. f. Acción y efecto de sonreír.


Según la Wikipedia:


Desde un punto de vista fisiológico, una sonrisa es una expresión facial formada al flexionar los 17 músculos cerca de los extremos de la boca, pero también alrededor de los ojos. En los humanos, es una expresión común que refleja placer o entretenimiento, pero también puede ser una expresión involuntaria de ansiedad o de muchas otras emociones (ira, ironía, etc.).



Pues a mí, a veces me pasa, que te veo sonreír y se me queda cara de tonto...

miércoles, 5 de enero de 2011

Historias y protagonistas

Hace unos días se celebró, como cada año, el Sorteo Extraordinario de Navidad. Es un tema que daría mucho sobre lo que hablar, y quizá un día le dedique un post extenso, que hable sobre la tradición centenaria, los niños de San Ildefonso, la estadística, la Bruja de Oro o la compraventa de esperanza, que finalmente a eso se reduce todo sorteo.

Sin embargo hoy, como es costumbre, quiero fijarme en un pequeño detalle irrelevante, pero curioso, que observé durante la retransmisión del sorteo.

Una vez que el Gordo ya había salido, y el niño que lo había cantado se encontraba descansando, unos cuantos periodistas presentes en el salón de sorteos fueron directamente a entrevistarle. A la pregunta de cómo se sentía, el niño contesto algo así:

Pues estoy muy contento, porque después de unos cuantos sorteos ya tenía ganas de cantar el Gordo, y esta vez por fin lo he conseguido.

El tono, de por sí, ya suena a "son once contra once...hasta que no pita el árbitro no se acaba el partido... pero después de una sequía goleadora y mucho trabajo por fin he visto el gol" lo que debería hacernos reflexionar sobre qué tipo de personajes están tomando los niños como modelo. Pero lo realmente curioso es que da la impresión de que el chaval cree que él ha tenido algo que ver en la elección de la bola del Gordo, es decir, que cree que ha tenido algún mérito.

Probablemente puede perdonársele por el hecho de que tiene unos 10 años, y quizá no conoce las leyes de la probabilidad. Además, el hecho de que un montón de periodistas vengan a entrevistarte sin duda te puede hacer pensar que algo habrás hecho para merecer tal atención.

Más preocupado me deja que, posteriormente, un periodista preguntó a la madre del chico qué opinaba sobre el tema y la respuesta fue algo así:

Pues estoy muy orgullosa, porque ya tenía ganas... Aunque llevaba varios sorteos de Loteria Nacional, este era su primer Sorteo de Navidad.

Puedo entender que la madre esté contenta por ver a su hijo cantando en el sorteo, o contenta porque su hijo cante el Gordo si al niño le hacía ilusión, o incluso que le hiciera ilusión a ella, pero... ¿orgullosa?

Como ya he dicho antes, la función del chaval no era más que leer el numerito o el premio que sale en la bola que tiene en la mano. El hecho de que una de esas bolitas contenga el Gordo no depende de nada de lo que haga ninguno de ellos. El único mérito que pueden tener es no equivocarse leyendo los números, y eso puede ocurrir tanto si sale el Gordo como si no, por lo que deberían estar igual de orgullosas todas las madres de todos los niños de San Ildefonso que cantaran bien los números de sus tablas.

Pero en el fondo, es una madre que acaba de ver como su hijo es partícipe de algo aparentemente importante, aunque solo sea como testigo en primera linea, así que quizá se lo podemos perdonar.

Pero lo que no tiene perdón ninguno es el comentario del periodista, que le decía algo así a la orgullosa madre:

Bueno, este año entonces la carta a los reyes de Iván será un poquito mas larga, ¿no?

Es decir, que para el periodista el pobre niño también había hecho algo meritorio, merecedor sin duda de una recompensa en forma de regalos de reyes... Este periodista no era un niño de 10 años deslumbrado por los focos, ni una madre orgullosa de que su niño salga en la tele, si no un profesional contando una noticia,  así que ¿por qué alimentar la idea de que el niño es protagonista de algo, cuando es meramente un testigo presencial?

Pues supongo que porque contar la noticia a secas del resultado de un sorteo, aunque sea el de Navidad, no rellena minutos ni genera audiencias, por lo que hay que buscar siempre el lado humano. Porque siempre hay que crear una historia de la noticia, y para que una historia funcione, necesita tener personajes y protagonistas, aunque haya que crearlos de la nada.

Supongo que es el mismo motivo que lleva a cerrar CNN+ para convertirlo en GH 24h: Puestos a crear noticias, nos sale más barato crearlas en un estudio cerrado que buscarlas en exteriores.

martes, 4 de enero de 2011

Otra vez

Otra noche que no muere y, cansada, se convierte en día.

Otro amanecer marchito y gris...borroso.

Otro camino de vuelta, los sonidos huyendo a mi paso, alejándose de mi, como el recuerdo de tus labios sobre los míos.

Otro búho, otro taxi, otro metro, pisadas bajo la luna... alejándome de tí, como tus ojos diciéndome adiós.

Otro sueño sin sueños, otro despertar tardío.

Otra vez el recuerdo de tu sonrisa.

Otro cuerpo entre mis sábanas, otro olor, otras caricias.

Otra vida.