No pensaba publicar nada mínimamente profundo durante estos días, primero porque no pensaba contar con una conexión decente a Internet (los azares del destino, sin embargo, me han llevado a un inesperado cambio del hotel) y segundo, porque no esperaba tener nada interesante que contar.
De hecho, me resulta imposible escribir algún comentario interesante sobre este reportaje sobre Cuba que me ha impactado profundamente, teniendo en cuenta que ahora mismo me encuentro con un tequila en la mano, en la orilla opuesta del Mar Caribe, y al otro lado de un muro invisible, pero infranqueable, que me separa de la realidad que se relata en el texto.
En cualquier caso, no puedo dejar de publicar una pequeña entrada con el enlace para compartirlo con quien quiera leerlo y para obligarme a mi mismo a reflexionar sobre ello lo suficiente como para escribir algo más largo y más meditado en próximos días.
Y, ahora, consumida prácticamente la batería de mi portátil, vuelvo al mar...
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