Hoy he visto una noticia en la que un grupo de personas recibió al Príncipe de Asturias con gritos de "viva la República" y abucheos, cuando se dirigía a la entrega de los premios Principe de Viana en Pamplona. Una joven pretendía hacerle entrega de una carta en la que supuestamente quería pedir un referéndum sobre monarquía o república pero los servicios de seguridad se lo impidieron.
Sorprendentemente, a la salida del acto el Principe se acercó a la joven y habló con ella sobre sus peticiones. En una conversación grabada por las cámaras que duró un escaso par de minutos, el Príncipe defendió la postura de que en un estado democrático como el nuestro, todo es posible, y la joven contestó que, tal como está redactada la Constitución es prácticamente imposible convocar un referéndum como este.
La verdad es que me ha sorprendido que el Príncipe entrara al trapo a discutir con la joven, y me ha sorprendido aún más el tono. En principio la conversación parecía amigable y todo lo educada que podía ser, pero me ha dado la impresión de que al Príncipe se le ha acabado la paciencia y al final ha cortado el diálogo con un "bueno, ya has conseguido tu minuto de gloria..."
Si me ha sorprendido que el Príncipe debatiera con la joven es porque, generalmente, lo miembros de la Casa Real no entran al fondo de la cuestión en casi ninguna de sus declaraciones públicas excepto cuando se refieren a obviedades o a temas comunes con un consenso generalizado rayano en la unanimidad. Supongo que esto es así porque deben permanecer en la más absoluta neutralidad, dada su requerimiento de ser representantes de todos los españoles.
Es decir, para no disgustar a nadie, no expresan ninguna opinión medianamente profunda sobre ningún tema excepto que se sepa que hay una opinión unánime sobre ese mismo tema (en cuyo caso no se puede disgustar a nadie, puesto que no hay oposición).
En este caso, supongo que era claro que el Príncipe se declararía monárquico y no es un hecho que fuera a sorprender a nadie, pero se me ha hecho raro verle expresar una opinión en contra de uno de sus súbditos. Sospecho que el grupo de los republicanos es el único con el que no puede quedar bien, diga lo que diga, puesto que se oponen a la monarquía por el mismo hecho de su existencia, así que no perdía nada expresándose con claridad.
Por otra parte, me he preguntado muchas veces por qué hay esa aversión hacia la república, forma de gobierno que a priori parece más democrática que la monarquía, sistema de gobierno basado en el derecho hereditario. Por supuesto, en España la Monarquía está desarrollada mediante un sistema parlamentario, en el que el poder real recae sobre los diferentes gobiernos estatales, autonómicos y locales, que son elegidos mediante un sistema de elecciones (sobre la calidad democrática de este sistema ya he escrito algún otro post y no me voy a extender aqui).
Con todo, eso no quita que la Jefatura del Estado, término muy pomposo pero cuyas funciones casi nadie suele tener claro, sea designada directamente por motivos hereditarios y que sería normal que cualquiera que entienda que el sistema democrático es bueno para elegir gobernantes, tuviera la misma idea sobre la designación del Jefe del Estado.
Supongo que el motivo principal ya no sólo para evitar elegir una forma de gobierno republicana, si no para evitar pedir un referéndum o incluso debatir sobre ello, es el recuerdo de la historia de España. Cuando la gente habla de La República Española (no de una república española), todo el mundo se acuerda o cree referirse a la II República (o incluso a la I), que acabó con un golpe de estado, una guerra civil, y una dictadura de 40 años.
Sin embargo, tengo la intuición de que en aquellos momentos, ser republicano era algo muchísimo más radical de lo que es ahora. Ser republicano era oponerse a todo un sistema de gobierno, unas creencias y un estilo de vida, y cuando se expulsó a la Familia Real y se instauró la República, se radicalizaron las posturas de los que estaban a favor y de los que estaban en contra, que se sintieron amenazados, desembocando en un enfrentamiento permanente a todos los niveles.
Hoy en día, cambiar de una monarquía parlamentaria como la actual, a una república en la que la elección del Jefe del Estado también fuera democrática, no cambiaría el reparto real del poder, ni el estilo de vida, ni creo que desatara una persecución religiosa de ningún tipo.
Lo más que provocaría es extender el fango de la política actual a la Jefatura del Estado. Es decir, cambiaríamos un Rey designado por derecho de nacimiento a un Presidente designado por el aparato del partido y ratificado por el resto de españoles lo que, con todo, seguiría siendo una mejora puesto que cualquiera podría optar al puesto.
Así que me pregunto cuándo estará la sociedad española preparada, no ya para elegir una forma de gobierno republicana, si no para tener un debate racional sobre el tema, en el que no se mencione los dos intentos fallidos previos de una república (que por otra parte, podrían ser contestados con la mención de múltiples monarcas previos, también fallidos). Supongo que será el mismo día en el que se pueda hablar de política, religión o educación sin que la gente tenga reparos en decir lo que piensa.
En el fondo, el pueblo se merece a sus gobernantes...
PD: Y otro día hablaremos de por qué esta noticia se ha publicado hoy, cuando los hechos se produjeron el viernes 31 de Mayo...
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