¿Tiene motivos el PP para estar contento?
Parece una obviedad que si, puesto que si han ganado las elecciones, como debía de ser su objetivo, lo normal es estar contento pero, ¿qué entendemos por "ganar unas elecciones"?
Si ganar unas elecciones es ser la opción que más votos ha recibido, el PP puede decir que ha ganado las elecciones, aunque se podría objetar que la opción que más votos ha recibido ha sido la abstención, puesto que la han elegido un mayor número de electores que cualquier otra de las opciones.
Podemos argumentar entonces que el PP es la opción que más personas han elegido, dentro de las opciones que otorgan representación, y que por tanto recibe más poder de los electores que otras opciones. En este caso estaríamos dando cierta intencionalidad al voto y al hecho de ganar las elecciones, que entonces significaría "tener más representantes que el resto de opciones". En este caso, la abstención no tiene ningún representante y el PP es la opción que más representantes tiene entre todas las que se presentan.
En este sentido el PP ha ganado las elecciones, pero volvemos al inicio, ¿tienen motivos para estar contentos?
Podemos suponer que tienen motivos para estar contentos si tienen un afán especial por ser siempre los primeros de su clase, o si el hecho de ser el partido con más representantes electos les sirve para algo.
Dejando aparte el tema del posible narcisismo del PP, ¿sirve de algo ser la opción con más representantes elegidos?
Pues depende mucho del objetivo de las elecciones...
En unas elecciones donde se elige el poder legislativo ser la opción con más representantes aumenta las probabilidades de poder sacar adelante las propuestas legislativas propias, pero al final todo depende de si dicho número de representantes te permite tener una mayoría suficiente para aprobar, directamente o a través de coaliciones o pactos puntuales, las propuestas que presentes.
Si estuviéramos en ese caso al PP no le valdría de nada el resultado de ayer, porque con ese número de escaños no tendría mayoría para aprobar nada por sí mismo, y en una muy hipotética coalición con C's, UPyD y CEU tampoco llegaría a una mayoría suficiente (y es una coalición muy teórica porque solo CEU parece encajar con el perfil de "socio" del PP).
En unas elecciones como las generales, autonómicas o municipales españolas, donde se elige el poder legislativo y, de premio, el que consiga una mayoría absoluta el día de la investidura también se lleva el poder ejecutivo, estaríamos en la misma situación que antes pero agravada, pues el PP no tendría mayoría absoluta para sacar un candidato y tendría prácticamente imposible pactar con otras formaciones para investir a un presidente del gobierno (o de la comunidad autónoma, o alcalde de la ciudad). De hecho, hemos visto muchos casos en los que la primera lista no gobierna por no tener mayoría suficiente.
En todos estos casos el PP sería la lista más votada, sí, pero sería poco realista decir que "ganaría las elecciones" y sería bastante ingenuo hablar de "estar contento" con el resultado.
Sin embargo, no estamos en ninguno de estos casos puesto que esto eran unas elecciones europeas, por lo que primero hay que preguntarse para qué valen las elecciones europeas.
Pues la respuesta es que a nivel de España más bien para nada. La finalidad de las elecciones europeas es elegir el Parlamento Europeo y en este caso España no es más que una "provincia" que aporta los representantes elegidos en su territorio al conteo total.
Todo lo que hemos hablado previamente sobre elecciones legislativas, generales, autonómicas o locales es aplicable, pero a nivel europeo, no a nivel de cada estado.
Eso quiere decir que el PP puede estar contento en tanto que su aportación al resultado del PPE pueda haber contribuido a la victoria de dicho partido, pero poco más. De hecho, la ventaja entre el PPE y el S&D es de unos 25 escaños, lo que hace que la aportación del PP español no haya sido decisiva, excepto si suponemos que esos 16 escaños obtenidos por PP se podrían haber ido de otra manera al S&D a través del PSOE (no a través del resto de partidos españoles que no optaban por esa coalición).
El resto de interpretaciones que se hagan sobre el resultado ya solo pueden ser en clave nacional y, teniendo en cuenta que las elecciones europeas no están planteadas para ello, nos pueden llevar a un sinfín de interpretaciones erróneas, mentiras o intrascendencias subjetivas y arbitrarias.
En un intento de sacar una interpretación positiva más allá del "hemos ganado las elecciones" y aspirando a superar el momento cómico de la
simulación en diferido, ayer Cospedal nos intentó vender el dato de que la ventaja sobre el PSOE se había doblado, obviando el hecho de que había pasado de un escaño a dos, sobre una pérdida conjunta de 17 escaños entre PP y PSOE.
Sobre las interpretaciones negativas, sin pensarlo mucho, salen unas cuantas, muy objetivas:
- El PP pierde 8 escaños, 16 puntos porcentuales de voto y 2 millones de votos.
- El resto de fuerzas con las que el PP es muy poco probable que pueda pactar (las que podrían denominarse sus adversarias), sube en escaños, votos y puntos porcentuales, hasta el punto de hacer imposible sacar adelante casi cualquier iniciativa que proponga el PP si solo nos ciñésemos al resultado español.
Por el otro lado, se necesitaría un gobierno con todas las opciones consideradas de izquierda más los independentistas (vascos y catalanes) para alcanzar la mayoría absoluta, lo que tampoco parece especialmente realista.
Al final, la alternativa para gobernar con menos partidos involucrados sería una coalición PP - PSOE, que tendría una gran mayoría absoluta, lo que facilitaría la gobernabilidad durante una legislatura y terminaría por completar la transición de la política española de un modelo basado en la alternancia de derecha e izquierda, al estilo de la Restauración Borbónica del siglo XIX, a un modelo basado en el bipartidismo contra todos los demás.
En cualquier caso, si yo fuera dirigente del PP, no encontraría más motivos para estar contento que la alegría solidaria con el PPE, porque en clave nacional la caida del PSOE no compensa la caída propía y la subida de todo el resto de fuerzas políticas que no son especialmente amigables.