Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Luis Cernuda
lunes, 30 de mayo de 2011
domingo, 15 de mayo de 2011
Un hombre, un voto...
Dentro de poco hay elecciones municipales y autonómicas y, como siempre, reflexiono sobre el significado que tiene el voto.
Desde los partidos políticos, especialmente desde los partidos con aspiraciones a gobernar, normalmente se intenta motivar a los votantes con expresiones como voto útil, o voto del miedo, es decir, vota a un partido que pueda gobernar, o vótame si no quieres que salga algo peor...
Esto transmite una idea utilitarista del voto que obliga al elector, en el momento del voto, a pensar en el resultado final de las elecciones en vez de en sus preferencias personales.
¿Es esto correcto?¿Es este el significado real del voto?
Si nos remitimos a la teoría, unas elecciones no consisten más que en una pregunta que se le hace a la ciudadanía en edad de votar que consiste en "¿quién quieres que gobierne durante los próximos cuatro años?".
Sin embargo si nos fijamos en la Ley Electoral y en cómo está montado el chiringuito en España, una respuesta sencilla a esta pregunta puede tener resultados distintos a los deseos de los votantes: Pequeños detalles como la división en circunscripciones, el reparto de escaños entre las provincias o el porcentaje mínimo para obtener representación generalmente producen que el reparto de escaños, concejales y demás cargos no sea proporcional al número de votos adquiridos, hasta el punto de que es posible que partidos con más votos que otros no tengan representación o que las mayorías ideológicas no tengan su representación en mayorías parlamentarias.
Si a esto le añadimos que en las elecciones generales, la designación del poder ejecutivo viene dada únicamente por una mayoría parlamentaria del poder legislativo, que ya hemos dicho que puede no corresponderse con una mayoría ideológica en la población, se puede entender la reticencia de los votantes a votar pensando en sus preferencias en favor del voto utilitarista.
Sin embargo, creo que eso al final solo beneficia a los dos partidos mayoritarios de España, que tal y como ellos mismos proclaman con cierta arrogancia, "son los únicos que tienen posibilidades reales de gobernar", puesto que si los votantes solo votan a quienes creen que van a gobernar, eliminan la posibilidad de que partidos minoritarios obtengan representación, y se conviertan tarde o temprano en alternativas reales de gobierno.
Por tanto, si vas a votar, al PP, al PSOE, en blanco, o a quien sea, hazlo porque estás convencido, porque es la única manera de cambiar todo esto...
sábado, 14 de mayo de 2011
Dame tu libertad...
Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
no desde tu cansancio
de ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles
el alta mar. La turbulencia sacra.
Sentirla,
vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa,
el ardor de volar, la lucha terca
contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la gozaré
con un temblor de hoja en que se paran
gotas del cielo al suelo.
La quiero
para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando.
Pedro Salinas
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
no desde tu cansancio
de ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles
el alta mar. La turbulencia sacra.
Sentirla,
vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa,
el ardor de volar, la lucha terca
contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la gozaré
con un temblor de hoja en que se paran
gotas del cielo al suelo.
La quiero
para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando.
Pedro Salinas
jueves, 5 de mayo de 2011
Razón de lágrimas
La noche por ser triste carece de fronteras.
Su sombra en rebelión como la espuma,
rompe los muros débiles
avergonzados de blancura;
noche que no puede ser otra cosa sino noche.
Acaso los amantes acuchillan estrellas,
acaso la aventura apague una tristeza.
Mas tú, noche, impulsada por deseos
hasta la palidez del agua,
aguardas siempre en pie quién sabe a cuáles ruiseñores.
Más allá se estremecen los abismos
poblados de serpientes entre pluma,
cabecera de enfermos
no mirando otra cosa que la noche
mientras cierran el aire entre los labios.
La noche, la noche deslumbrante,
que junto a las esquinas retuerce sus caderas,
aguardando, quién sabe,
como yo, como todos.
Luis Cernuda
Su sombra en rebelión como la espuma,
rompe los muros débiles
avergonzados de blancura;
noche que no puede ser otra cosa sino noche.
Acaso los amantes acuchillan estrellas,
acaso la aventura apague una tristeza.
Mas tú, noche, impulsada por deseos
hasta la palidez del agua,
aguardas siempre en pie quién sabe a cuáles ruiseñores.
Más allá se estremecen los abismos
poblados de serpientes entre pluma,
cabecera de enfermos
no mirando otra cosa que la noche
mientras cierran el aire entre los labios.
La noche, la noche deslumbrante,
que junto a las esquinas retuerce sus caderas,
aguardando, quién sabe,
como yo, como todos.
Luis Cernuda
martes, 3 de mayo de 2011
Dos mentes maravillosas
No sé cómo de auténtica es esta foto de Einstein y Gödel que he encontrado de manera accidental en la web de Pseudopodo, tomada aparentemente durante los años que compartieron en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, pero tiene algo que me ha impedido resistirme a publicarla.
En ella se ve a un Albert Einstein que debía rondar los 60 años y a un Kurt Gödel que estaba en la treintena en uno de los muchos paseos que compartieron durante su estancia en Princeton y que, según fuentes apócrifas, constituían la única motivación del primero para dirigirse al Instituto en los últimos años de su vida.
Esta foto me parece especial por varios motivos. Por un lado, muestra un lado humano, casi entrañable, de dos de los grandes genios del siglo XX, que revolucionaron la Física y la Lógica hasta el punto de demoler sus bases centenarias. Casi puedo intuir la voz del viejo maestro con aspecto de científico loco, hablando desde la experiencia con el joven repeinado y formal (en todas las acepciones de la palabra) sobre música, sobre el café del comedor del Instituto, o sobre la estructura del Universo.
También me resulta curiosa, porque es una foto que prueba que muchas veces el ansia de conocimiento está por encima de las ideologías: Albert Einstein era un alemán nacido en el seno de una familia judía, que emigró a Estados Unidos cuando los nazis se hicieron con el poder, mientras que Gödel procedía de una familia germanófila de Austria (aunque también emigró a Estados Unidos para huir del servicio militar cuando Alemania se anexionó Austria en el llamado Anschluss de 1938)
Por otra parte, y por motivos que probablemente tienen que ver con lo inescrutable y absurdo de mis circunvoluciones cerebrales, esta foto me recuerda a la época en la que leí los artículos originales sobre la Teoría de la Relatividad Especial y sobre los Teoremas de Incompletitud de Gödel (creo que los leí con una separación de pocos meses), en la que estaba en la Universidad, devorando todo aquello que caía en mis manos, y despierta algo de nostalgia por aquellos momentos, no tanto por lo vivido entonces (por suerte, creo que para muchas cosas vivo mejor que un universitario...;-P) si no por la actitud ante la vida, la curiosidad infinita por todo, la ingenuidad para afrontar algunas cosas, la esperanza en el futuro...
Joder, sólo han pasado 10 años y ya estoy hablando como un viejo... La verdad es que me queda el consuelo de saber que he invertido esta década en aprender, en crecer, en amar, en sentir, en cagarla muchas veces y en hacerlo bien unas cuantas, en leer muchos libros, conocer gente y lugares, en intentar enseñar un poco de lo aprendido... En vivir, supongo. Aunque a veces me da la impresión de volver a estar igual de perdido que entonces...
Bueno, cuando vosotros cumpláis años igual os ponéis también un poco nostálgicos... ;-)
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