Al final, el pensamiento nacionalista se resume en la sublimación de un sentimiento de pertenencia a un grupo, por encima de la pertenencia a un grupo mayor.
El problema es que ese sentimiento se puede generar, fomentar y acrecentar de manera artificial, aunque luego se busquen justificaciones históricas, lingüísticas e incluso biológicas. Y es algo que una vez creado se alimenta a si mismo.
Se podría decir que es la magnificación de la diferencia por encima de la similitud, aunque creo que en el fondo la esencia no es distinta a la de sentirse especial por pertenecer a un club secreto, con sus ritos, sus contraseñas y su jerga.
Uno debería preguntarse si realmente merece la pena.
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