El sonido del violín se entremezclaba con el repiqueteo de las gotas de lluvia sobre el tejadillo que cubría la ventana.
La melodía le daba una nota de color a la bruma gris que parecía envolverlo todo, arrastrando su alma fuera de las profundidades de la melancolía en que lo habían sumido los nubarrones que acompañaron al amanecer.
He vuelto a soñar contigo.