A veces piensas como si tuvieras que defender tu vida ante un tribunal, intentando justificar tus propios actos. A veces hablas y discutes con lo demás, pensando que el objetivo es tener razón.
No lo hagas.
No tienes que justificar tu vida ante nadie, excepto ante ti mismo en la soledad de tu cama. No busques excusas, ni intentes engañar a quien te va a juzgar. El único que de verdad te juzga eres tú mismo. Y a ti no puedes engañarte. Tu sabes lo que está bien y lo que no, y por qué haces las cosas. No te engañes.
No vayas persiguiendo tener razón, porque muchas veces la tendrás, y eso no te hará más virtuoso, ni mas sabio, ni más feliz. Ni a ti, ni a la gente que te rodea.
A veces estarás en lo cierto, y a veces estarás equivocado. Dedícate a buscar soluciones a los problemas y a aprender. Busca aportar algo a los que te rodean, pero no persigas ni apuntes con el dedo al resto.
Si alguien te ataca y te hace daño, a ti o a alguno de los tuyos, apártale de tu vida, pero no les concedas el privilegio de perder tu tiempo con ellos.
